Los closets para la ropa, la vida para los maricas
Marinilla sin duda alguna es un municipio maravilloso donde une como persona quiere y desea nacer, crecer y desarrollar su proyecto de vida, pero también es un lugar donde si no encajas te desencajan.
Dicen que para los años 90´s muchos niños delicaditos empezaron a verse por ahí y a florecer como jardín de mariquitas, y qué decir de las mari-machitas que ya no jugaban a la mamacita.
En un pueblo altamente religioso y conservador, por no llamarlo de doble moral, se hablaba pasito entre esquinas de las y los que les gustaba la maricada y que por una sociedad llena de prejuicios y estándares debían quedarse guardaditos.
Este pueblito acogedor para muchos, aturdidor para otros ha tenido muchas historias de personas que han hecho grandes cosas por este terruño, pero ha sido más brillante su etiqueta de marica, nombres, se me vienen muchos a la cabeza y al corazón, pero más que nombrarlos, es saber que han incomodado y abierto una brecha para quienes veníamos detrás.
Que podría pensarse un marica de pueblo, de un pueblo como Marinilla, un lugar lleno de vida, de dinamismo, de acción y actividad todo el día y que en sus aturdidoras calles se ocultan las realidades de sus habitantes y visitantes pero que no deja pasar de vista eso que no está bien visto, eso que no se nos enseñó, eso que la religión profesa como ofensa y que condenará a mas de una y uno por no agradar una sociedad enferma del peor pecado que cualquier ser viviente conozca y pueda tener y es no vivir su vida, por vivir pendiente de la del otro.
En una sociedad donde es mejor visto el maltrato de un hombre a una mujer, que dos mujeres o dos hombres tomados de la mano, en un municipio donde es mejor ser ladrón que marica, donde se dice que las personas con orientaciones e identidades de género son un desperdicio, donde aplauden a quienes mejor deciden casarse para ocultar su “preferencias” porque eso si es ser una persona correcta y está actuando como debe ser, como es el orden natural, ¿ que ambiente puede presentar a una mujer o hombre sexo diverso? Aunque ha existido cambios y transformaciones y la gente se ha “acostumbrado” a ver las maricas como algo que está de moda y que eso es por el ejemplo y lo permisivos que son los papás y mamás ahora, porque lo que nos ha falta‘o es correa para enderezarnos.
Las violencias, las burlas, los comentarios y los susurros cuando pasa un marica no es algo que haya cambiado, por el contrario, es algo que se ve cada día más normalizado y naturalizado, porque la boca es mía y puedo decir lo que yo quiera.
- Ese man debe ser un marica mira cómo anda…
- Ahí viene esa mariposa y viene botando el plumero…
- Esa peli-cortica debe ser arepera…
- Esa que es como brusquita debe ser una lesbiana…
- Si va ser marica, por lo menos que no se le note…
- Eso no es de Dios, eso no es natural…
- Quien le da a quien, quien le mete a quien, como hacen las mujeres…
- Que vieja tan buena, lastima que le gusten las mujeres, que desperdicio…
- A ese o esa le gusta la de res y la de cerdo…
- Ese patea con las dos piernas…
- El que come de todo no se vara…
¿A quién no se le hace familiar ese tipo de expresiones? Quizás existan muchas más y nuevas surgirán, pero mi propósito al mencionarlas es llevar a un reconocimiento de lo naturalizado que están los juzgamientos en nuestra sociedad y como con ellos se agreden las vidas y se vulneran los derechos.
Aunque es lógico que antes que Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans, Intersexual, Queer, Asexual… somos seres humanos y como tal tenemos los mismos derechos, las mismas capacidades, los mismos sueños, las mismas necesidades… ¡somos seres vivientes y aportantes en una sociedad que nos invisibiliza por ser así raritos, por ser así, Maricas ¡
A continuación, contaré unas historias de personas reales a las cuales les cambiaré su nombre por respeto a su identidad y sus vidas, estos hechos son registrados para conocimiento de ustedes y que ojalá permita entender lo que vivimos nosotros por amar y vivir de manera “diferente”.
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Ferney un hombre de 43 años Gay y como el mismo lo dice, “más marica pa´onde, pues”, le tocó vivir con sus amigas las peluqueras de día, y las travesti de noche, una de las épocas más agrestes y fuertes para la población diversa en Marinilla, dónde caminar se convertía en un acto suicida por ser los desviados del pueblo, cuenta que en más de una ocasión le toco correr y ver como sus amigas iban perdiendo sus indumentarias “femeninas” mientras corrían para salvarse de los botellazos que sin razón lanzaban los machos alfa con sus manadas riendo como hienas hambrientas queriendo rodear la presa. “fueron muchas las corridas que nos tocó meternos, la gente nos gritaba: Maricones, maricas, cacorros, no era fácil salir a disfrutar un sábado en la noche, si no estabas acompañado era mejor no correr el riesgo.
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Sandra y Lorena, una pareja de mujeres que mostraban ser las mejores amigas, que disfrutaban de una fría cerveza acompañadas de la música de los años 60´s de fondo en un particular Bar que se especializaba en este género musical, dicen que el lugar era frecuentado por muchas parejas del mismo sexo, sin embargo si en el lugar predominaba la presencia de personas y parejas hetero estaban prohibidas las manifestaciones de amor, y pues vaya que a estas tortolitas les salió mal, Sandra le dio un beso a su novia mientras esta le tomaba sus manos, terminado el acto vieron como el administrador del lugar se acercaba y de forma grosera y hostil les dice: “acá no se permiten ni las areperas, ni los maricones, así que se retiran” sin si quiera cobrarle y querer recibir el pago de la cervezas fueron retiradas del lugar y avergonzadas por sentir y demostrar amor.
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Isabel y Margarita, dos mujeres jóvenes que iban tomadas de la mano por la calle peatonal conversaban sobre el color que la navidad pone a las calles de Marinilla, cuando de repente sienten un fuerte tirón por la espalda y Margarita un fuerte dolor en su cabeza pues le habían halado de su cabello, al girar ven un hombre con cara de enojo y vociferando palabras en contra de ellas diciéndoles a viva voz: “Desviadas hijueputas, por lesbianas como ustedes es que esto se llenó de maricas, areperas, cochinas”, terminando sale corriendo como cual cobarde.
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Consuelo tiene 3 hijos, 2 hombres y una mujer, Carlos su hijo menor es un hombre gay, todos le decían ese niñito le va a salir marica, corríjalo, llévelo donde un cura, hágale exorcismo, llévelo allí, llévelo allá, eso se le cura, no ve que eso es una enfermedad, piense que futuro va a tener ese muchachito, si le sale marica eso fijo es puta o peluquera… Consuelo inicialmente hizo caso y sometió a su pequeño a muchas cosas de estas, el último intento fue lo que la hizo fue someter a su hijo a torturas, ayunos prolongados, castigos y rezos largos para purgar sus pensamientos y que de está manera entendiera que los hombres no le podían gustar y que el debía seguir los designios de Dios, contraer matrimonio y tener hijos como era el mandato divino. Hoy, después de unos años, Consuelo lamenta mucho lo que permitió que una sociedad enferma pidió que hiciera a su hijo. Hoy Carlos es un hombre profesional, con un proyecto de vida, una relación estable de más de 8 años, a pesar de todo lo que sufrió y fue sometido el es una persona feliz.
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Camila una chica trans, 25 años de edad, estudiante de la Universidad de Antioquia, mirarla es mágico se viste espectacular, de una manera muy sexy o como dirían los mal hablados “mal vestida, casi que sale en pelota”, ella sabe muy bien como incomodar y a pesar de sus vivencias tiene más seguridad que cualquier otra persona que cumple con las reglas sociales. “Mar: vivir en Marinilla no es fácil”. Así comienza contándome un poco de su historia. Ella me cuenta que muchos aún le encuentran en la calle y le llaman por su nombre masculino, o incluso le tratan con el pronombre de él, aún cuando de manera respetuosa les a dicho que es ella. Pero en realidad eso es lo mínimo que ha tenido que vivir Camila como mujer trans en Marinilla, ella fue violada un día en un baño por un tipo que quería saber porque a los hombres les gustaba tanto tener sexo con maricas, ese día la golpeo, la violo y la torturó obligándola a que hiciera lo que el quisiera… “Mar, me quería morir, a mí me encanta el sexo pero consensuado, con respeto y con el man que yo quiera”, y no siendo más triste la situación al momento de denunciar no encontró como hacerlo, pues no había testigos y ella es mayor de edad…
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Sami es un chico de 17 años. Él fue popularizado y no por algo muy chévere que digamos; Sami fue grabado por varias personas que realizaron una denuncia pública en redes sociales, pues a Sami y a sus amigos los estaban persiguiendo desde el parque de las guitarras en un carro mientras él y sus amigos trataban de huir escuchaban, “Maricón hijueputa, llega a la casa mariquita de mierda que yo si te voy a corregir, mire como esta vestido, dizque de tacones y falda, marica de mierda”, sí eso le gritaba su tío desde un carro a él y a sus amigos, Sami logro esconderse sin que este sujeto logrará verlo debajo del puente que está ubicado en el comando y aunque quiso pedir ayuda a un policía esté lo ignoró y quien lo ayudó después de unas horas fue la mamá de una de sus amigas, hoy Sami ya es mayor de edad y después de esta situación su mamá atendió el llamado de su hijo y alejo a su tío de él.
Historias como estas son las que a diario vivimos, son reales y son vividas por personas que habitan este territorio, personas como yo que por ser “diferentes” somo puntos de burlas, de señalamientos, criticas, invisibilizados y vulnerados de manera naturalizada y aceptada.
Es claro que una se menciona, se reconoce y se presenta (cosa que no debería ser así) como mujer lesbiana, de forma personal no lo hago porque busque me llamen o me señalen como lesbiana, lo hago por que es una forma de nombrar lo innombrable, como un acto político, como un acto de resistencia, como un acto de transformación; Soy Marisol Gómez Hernández, mi nombre identitario es: Mar, soy una mujer Lesbiana que habita el municipio de Marinilla, soy hija, soy hermana, soy tía, soy persona, soy real y soy una marica sin rayo homosexualizador; soy una feminista en construcción, soy una defensora de las pequeñas causas que generan grandes transformaciones, soy constructora de un territorio, soy una persona que incomoda, porque en un mundo a blanco y negro nosotros los maricas lo pintamos de colores, y lo diferente incomoda y si la incomodidad transforma, yo seguiré incomodando.
MARISOL GÓMEZ HERNÁNDEZ